Han tardado años, pero ya llegan al final. Son las obras del desvío del río Llobregat, cuya nueva desembocadura es perfectamente visible desde tierra y desde el aire, como se aprecia en la fotografía. La zona de agua más oscura corresponde al mar, mientras que la más clara, al otro lado de la débil barrera de tierra que aún subsiste, es agua dulce aflorada de la capa freática que llena el subsuelo. A la derecha se ampliará el puerto barcelonés. La izquierda, saltada la línea del espigón, será nueva playa y, en el interior, habrá una zona inundable que podría soportar una avenida dos veces superior a la que se produjo a principios de la década de 1960. Al fondo se divisa Collserola.
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 22 de agosto de 2004