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Atenas 2004 | HÍPICA: EL GRAN DÍA ESPAÑOL

"Éramos un centauro"

Atenas

Los abrazos de alegría se repitieron tras confirmarse la plata. Pero ya no necesitaban ser tan emotivos como una hora antes, cuando el podio era seguro y hasta el bronce colmaba las aspiraciones. Especialmente emocionada estaba la infanta Pilar de Borbón, presidenta de la Federación Ecuestre Internacional (FEI), que entregó las medallas más bonitas de su vida en el cargo. "Dios te bendiga", le dijo a Beatriz Ferrer-Salat en presencia de Jaime Lissavetzki, el secretario de Estado para Deportes. Y añadió: "Esto era impensable en Atlanta. Ni soñarlo y... se ha conseguido".

La infanta Elena, que estuvo con su marido, don Jaime de Marichalar, también se abrazó a la hija del fallecido ex presidente del COE [Carlos Ferrer-Salat], bajo cuya iniciativa y la de Javier Gómez-Navarro, entonces secretario de Estado, el deporte español inició una etapa de modernización. Y en doma ha dado sus frutos. Doña Elena estaba exultante: "Yo soy de saltos, pero me identifico tanto como si fuera de doma. Me alegro mucho. Tenía que estar".

Por su carácter tan extravertido, Rafael Soto era de los que más alegría desbordaba porque el día antes había hecho la actuación de su vida y era la segunda parte fundamental de la plata: "Fue maravilloso. Me sentí como nunca. El caballo parecía que era parte de mí y yo parte de él. Éramos un centauro". Reconoció que el equipo va funcionando bien; que no es fruto de un día, sino de un gran trabajo, de subir con mucho esfuerzo peldaño a peldaño, y que lo suyo dio una gran confianza: "Le dedico esto a toda la hípica española. A mi familia. A mi padre, que estará viéndome desde arriba".

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 22 de agosto de 2004