El impulso para acortar los ensayos empezó en Estados Unidos, pero ya ha llegado a Europa. Un portavoz del ministerio de Sanidad confirmó que esa tendencia es la que sigue la Agencia Europea del Medicamento (EMEA), con sede en Londres, que es el organismo que regula la mayoría de los ensayos en la Unión Europea.
"España prácticamente ya sólo controla las pruebas de genéricos, que como se trata de sustancias que vienen avaladas por años de uso son en general muy sencillos", añadió el portavoz del departamento que dirige Elena Salgado.
La experta en bioética y concejal socialista en el Ayuntamiento de Madrid Carmen Sánchez Carazo admite que es un procedimiento que va en aumento. "Empezó a hacerse con las sustancias más caras, para abandonar su desarrollo lo antes posible", indica.
Sánchez Carazo no le ve inconvenientes desde el punto de vista de la bioética, y en cambio apunta algunas ventajas "siempre que se respeten los criterios éticos en la selección de voluntarios: que no se les coaccione, que se les recompense por las molestias, se les explique el objetivo de la investigación y sus riesgos y se les asegure ante los posibles efectos adversos. Como se les somete a tantísimos controles puede ser hasta más seguro que una fase I normal", añade.
"Mientras antes se detecten los posibles efectos secundarios y si se hace cuando éstos afectan a un menor número de personas, mejor", afirma.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 30 de agosto de 2004