Tres días después de que el presidente de la Generalitat y regional del PP, Francisco Camps, negara que su partido esté dividido entre sus seguidores y los fieles a Eduardo Zaplana, el alcalde de Alicante, Luis Díaz Alperi, admitió ayer, sin embargo, que los enfrentamientos "personales" entre sus concejales "es consecuencia" de la situación del PP en la Comunidad Valenciana. Díaz Alperi, afín a Camps, reconoció "discrepancias personales" con el presidente de la Diputación de Alicante y secretario general de los populares, José Joaquín Ripoll, y claro defensor de Zaplana. "Es evidente [que hay una discrepancia] porque creo que al presidente de la Generalitat se le debe apoyar y parece que el presidente de la Diputación no está tan convencido de ello", remachó Díaz Alperi.
Los recientes episodios de desencuentros públicos entre concejales del equipo de gobierno de Alicante [uno de los ediles fieles a Zaplana, Juan Zaragoza, llegó a descalificar públicamente a Sonia Castedo, alineada con Camps] empujaron a Alperi a convocar una improvisada rueda de prensa para remarcar que las diferencias personales "no están afectando" a la gobernabilidad del municipio. "No hay ningún tema que se haya dejado de gestionar [por este motivo]", dijo. El primer edil acusó al PSPV municipal de "utilizar esa situación" para "hacer una labor de descrédito de su equipo de gobierno". Alperi, quien aseguró que ningún miembro de su equipo le ha trasladado su descontento con su gestión, rechazó someterse a una moción de confianza, solicitada por los socialistas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 3 de septiembre de 2004