El Departamento de Estado ha comunicado a Tariq Ramadan la cancelación del visado que había obtenido para enseñar durante el próximo curso en una importante universidad de los Estados Unidos. La explicación formal es que se trata de una decisión tomada en el contexto de las medidas de seguridad nacional vinculadas a la lucha contra el terrorismo.
Tariq Ramadan, nieto de Hassan al-Banna, fundador de los Hermanos Musulmanes, asesinado en 1949 por esbirros del Gobierno egipcio, es profesor de Filosofía y de Estudios Islámicos en la Universidad de Friburgo y suizo de nacimiento y nacionalidad. Sus libros sobre reformismo musulmán e islam europeo son una referencia para los estudiosos, y el conjunto de su obra y su testimonio personal, una contribución de primer orden al tema del día en el mundo entero: el islam, su pasado, su presente y su devenir.
El veto norteamericano al profesor Ramadan inquieta mucho por dos razones: a) es injusto de raíz porque nada se puede reprochar a un intelectual ajeno a todo discurso radical o violento y por cuyas convicciones, de las que se puede discrepar, no es lícito criminalizarle; y b) porque traduce una falta de perspicacia, de sensibilidad y de información en Washington que da escalofríos.
Si ésta es la manera de conducir la guerra contra el terrorismo en el registro político, vamos listos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 5 de septiembre de 2004