Con los inválidos toritos de Núñez la fiesta recuperó el estado actual en la que la tienen sumida los taurinos. Un paripé vergonzante que nada tiene que ver con una corrida de toros. El rodar por los suelos de los de Núñez junto a cómo va la feria augura para la próxima temporada que la media plaza que se ocupa se convierta en cuarto de plaza. Nos echan. Para colmo, Javier Conde, con su actitud pasota, llenó de ira los tendidos. No hizo ni una mueca por justificarse. La bronca fue de aúpa. Menos guapo, le dijeron de todo.
A César Jiménez, por simular que toreaba al marmolillo quinto, le dieron una oreja.
La cruz de la tarde fue para Matías Tejela. Su disposición y las buenas maneras que demostró en el sexto de la tarde cautivaron los tendidos. La escasez de fuerza del animal, que le obligaba a defenderse continuamente, fue la causa de una voltereta infringiéndole un puntazo en el muslo izquierdo que no le impidió terminar la faena. Ni el quinto ni el sexto toro precisaron de la suerte de varas. Los marcaron con un rotulador. Mañana llegan las figuras.
Núñez / Conde, Jiménez, Tejela
Toros de Joaquín Núñez: bien presentados pero inválidos; devueltos 2º y 4º. Javier Conde: pitos y bronca. César Jiménez: silencio y oreja. Matías Tejela: palmas y oreja. Plaza de Valladolid, 7 de septiembre, 4ª de feria. Media plaza.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 8 de septiembre de 2004