El presidente Vladímir Putin aceptó ayer que el Consejo de la Federación (la Cámara alta del Parlamento ruso) investigue los sucesos de Beslán, y puso así el asunto en manos de confianza, habida cuenta la docilidad de los senadores y la circunstancia de que el jefe de la Cámara es un amigo suyo de San Petersburgo, que incluso se presentó a las elecciones presidenciales para ayudar a escenificar unos comicios democráticos. El Consejo de la Federación, que en tiempos de Borís Yeltsin estaba formado por representantes regionales elegidos, es hoy un club de nombrados a dedo, atraídos por la inmunidad parlamentaria y la influencia de los sillones de senador.
La televisión rusa mostró ayer cómo el peterburgués Serguéi Mirónov, jefe del Consejo de la Federación, le decía a Putin en tono decidido que consideraba "necesario" crear una comisión especial del Consejo de la Federación "para investigar todas las circunstancias que llevaron a la tragedia de Beslán". "Todos estamos interesados en obtener una representación total y objetiva de los trágicos acontecimientos, relacionados con la toma de rehenes en Beslán", le respondió Putin, que prometió ayudar en la investigación. El lunes, ante un grupo de comentaristas extranjeros, el líder se había mostrado a favor de una investigación "cerrada y no pública" de la tragedia, ya que temía que una investigación parlamentaria abierta se convirtiera en un "show".
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La iniciativa de Mirónov es una fórmula cómoda que permite guardar las apariencias, opinaban ayer altas fuentes políticas rusas, según las cuales el Consejo de la Federación estará al servicio del Kremlin y ni quiere ni puede presionar para esclarecer la verdad. Mientras tanto, a efectos de luchar contra el terrorismo, la Duma Estatal, la Cámara baja del Parlamento, estudia la posibilidad de introducir enmiendas en las leyes de emigración, extranjería y transportes, y tal vez la extensión de la pena de muerte al ámbito de los delitos de terrorismo. La pena capital existe en Rusia, pero su ejecución está sometida a una moratoria. Este compromiso permite a Moscú mantenerse en el Consejo de Europa.
Varios periódicos rusos identificaban ayer al cabecilla del comando guerrillero que capturó los rehenes de Beslán. Bajo el apodo de El Coronel se encontraría Ruslán Juchbárov, originario del pueblo de Galashki, en Ingushetia. Un antiguo conocido suyo, ahora juzgado por preparar a terroristas suicidas, asegura que se trata de una persona extremadamente cruel, según el diario Gazeta.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 11 de septiembre de 2004