El pasado agosto, en la sección Opinión del lector del suplemento Madrid, tuve oportunidad de leer una carta firmada por el señor Junoy Pintos en la que se refería al paralelismo entre un artículo de Eugenio Suárez, del 26 de julio, y otro de Gustavo Martín Garzo, del 19 de junio.
En su carta, el señor Junoy se refería a un "tal" Ramón Urbano, y dejaba en el aire (al menos a mí me pareció así) la sospecha de que la anécdota sabia y cariñosamente recordada por Eugenio Suárez, y puesta en boca de mi tío, tuviera que ver con un hecho acontecido al escritor Carlos Casares y que recordaba el señor Martín Garzo.
Como yo no había leído en su momento el artículo del señor Martín Garzo, lo he rescatado de la hemeroteca y, una vez leído y sin discutir lo que le pudo ocurrir al señor Casares, me quedo con el artículo del señor Suárez, además de por la consanguinidad que me afecta, porque tiene indudablemente mucha más frescura e ingenio, y no mero adorno. Cosa que no es de extrañar, pues al señor Junoy, que no le conocía, le puedo asegurar que el "tal", como él le llama, Ramón Urbano también era genial.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 11 de septiembre de 2004