El 11-M una bomba acabó con las ilusiones de mi dulce y tierna hija de cambiar el mundo.
Ese día no sólo la mataron a ella y a 190 inocentes más; también nos mataron a su familia y amigos, que nunca podremos superar esta tragedia. Será fácil comprender, por tanto, el inmenso dolor que sentí al leer el reportaje Revivir la tragedia fuera de casa del día 6. Una mujer hace unas declaraciones que nos hieren profundamente a los familiares de las víctimas que no tuvieron la misma suerte que ella de salvarse. Dice literalmente: "Si no hubiera sucedido el atentado, ¡toda la gente que nos hubiéramos perdido de conocer!". Se refiere al viaje a Hamburgo que hizo con la presidenta de la Asociación de las Víctimas del 11-M.
Aprovecho la ocasión para empezar a exigir explicaciones tanto a esta asociación, de la que muchas víctimas no sabemos más que lo que sale en los periódicos, y a la Asociación Víctimas del Terrorismo, sobre el importe de las cantidades recaudadas por las donaciones de particulares y empresas a beneficio de las víctimas. A seis meses del atentado ya va siendo hora de que se empiece a informar a la opinión pública sobre el destino de las cuantiosas cantidades obtenidas por ambas asociaciones.No es agradable que se utilice el nombre de tu ser más amado para obtener unos beneficios que no sabes adónde irán. Hasta ahora hay un absoluto silencio al respecto.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 12 de septiembre de 2004