A principios de este mes de septiembre, en muchas otras autonomías, los alumnos de ESO y de bachillerato con asignaturas suspendidas se han podido presentar a los exámenes extraordinarios de recuperación. Sus profesores han corregido los exámenes y han realizado las correspondientes sesiones de evaluación.
Gracias a que disponían de dos meses para prepararse, muchos de estos alumnos ha conseguido pasar al curso siguiente sin asignaturas pendientes o, al menos, han evitado la repetición de curso.
Desgraciadamente, nada de esto se ha podido hacer en Cataluña porque aquí, por decisión del Departamento de Educación, no hay exámenes en septiembre.
Nuestros alumnos suspendidos no han tenido que estudiar este verano para realizar exámenes de septiembre ni los profesores hemos tenido que corregir exámenes y hacer sesiones de evaluación en septiembre. Todo aquí es mucho más fácil y la sociedad vive más tranquila. Las preguntas son: ¿no estaremos perjudicando a nuestros jóvenes?
¿Tendrán la misma capacidad de esfuerzo y la misma preparación que los jóvenes de otros lugares?
¿Los estamos preparando bien para las exigencias que implica la vida de adulto?
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 13 de septiembre de 2004