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Crónica:FÚTBOL | Segunda jornada de Liga

Al Depor le salen arrugas

Osasuna gana claramente en Riazor tras quedarse con un jugador menos

Ese acto ritual de escrutarse la figura ante el espejo a la vuelta de las vacaciones no le está resultando muy agradable al Deportivo. Por más que se mire, el cristal le devuelve una imagen afeada, con algunas arrugas horadándole el rostro. Ciertas marcas provienen del paso del tiempo, cada vez más implacable con algunos futbolistas que antes bombeaban el corazón del equipo, y también del tedio que inevitablemente origina la falta de novedades en la vida blanquiazul. Habrá que pensar que otras cicatrices, las producidas por las lesiones o por la baja forma de gente como Valerón y Luque, aún se pueden borrar con el tratamiento adecuado. Nadie duda de que Javier Irureta es un acreditado experto en el manejo de afeites para disimular los achaques. Tendrá que esmerarse, porque su equipo ha arrancado el campeonato con la peor pinta en bastantes años.

DEPORTIVO 1 - OSASUNA 3

Deportivo: Molina; Manuel Pablo, César (Luque, m. 65), Andrade, Romero; Sergio, Duscher (Mauro Silva, m. 11) (Víctor, m. 56); Scaloni, Valerón, Munitis; y Pandiani.

Osasuna: Sanzol; Izquierdo, Cruchaga, Cuéllar, Corrales; Ortiz (Valdo, m. 53), Puñal, Pablo García, Moha (Delporte, m. 46); Aloisi (Expósito, m. 64) y Milosevic.

Goles: 1-0. M. 20. Pandiani aprovecha un rechace en falso de Corrales.

1-1. M. 56. Aloisi, de penalti, cometido por Romero sobre Aloisi.

1-2. M. 63. Contragolpe que culmina Milosevic a centro de Delporte.

1-3. M. 81. Milosevic, de vaselina dentro del área.

Árbitro: Moreno Delgado. Expulsó a Izquierdo (m. 59) por dos amarillas. Amonestó a Corrales y Pablo García.

Unos 22.000 espectadores en Riazor.

Lo de ayer no fue una derrota cualquiera, sino un naufragio con todas las de la ley. Ya se sabe que los inicios de curso suelen descolocar a muchos, pero la derrota del Depor contiene elementos muy inquietantes. Osasuna se llevó el partido en 45 minutos tras quedarse con un jugador menos por la expulsión de Izquierdo. Frente a un rival en inferioridad numérica, el Depor anduvo a tumbos, con la figura descompuesta. Osasuna, que al principio no había parecido más que un equipo correcto y blandito, manejó la situación con una autoridad insólita. Incluso hubo un punto de choteo en el modo en que Osasuna logró el tercer gol, con una precisa vaselina de Milosevic, quien remató más solo que en los entrenamientos.

Al Depor le había bastado con exhibir su rango en el océano de aburrimiento que deparó la primera parte. Irureta hizo la alineación pensando en el próximo estreno en la Liga de Campeones y dejó fuera del equipo a Luque para brindar su ocasión a Munitis, más energético que la mayoría en estas semanas de retorno al tajo. El técnico también había puesto a Duscher, pero éste se lesionó nada más empezar el partido y obligó a la salida de Mauro Silva, con problemas físicos que, a su vez, le obligaron a abandonar al comienzo de la segunda parte. Muchos contratiempos, es cierto, aunque al Depor tampoco le faltaron facilidades. Pandiani nunca hubiese abierto el marcador sin la colaboración de Corrales, quien convirtió un rechace en un pase de gol, corroborada por el portero Sanzol.

Visto el estado del rival, pareció que el maquillaje de ese gol sería suficiente para el Depor. Pero Osasuna ni siquiera necesitó afilar el colmillo. Primero se encontró con un penalti por un empujoncito de Romero a Aloisi. Y poco después de que Izquierdo se fuese a la ducha reavivando las esperanzas locales, el Depor se olvidó de Milosevic y le dejó rematar en solitario tras un contragolpe. Irureta sacó todo lo que tenía en el banquillo sin el menor éxito. El Depor, desorganizado, falto de energía física y mental, se fue poniendo cada vez más feo hasta acabar con una cara que, de momento, no presagia nada bueno.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 13 de septiembre de 2004