En muy breves fechas (19 de septiembre) Huelva se va a quedar sin la mejor sala de proyección cinematográfica que existe en nuestra ciudad: el Cine Emperador. Se trata de la sala de más aforo y la que dispone de una pantalla mayor y un sonido de mejor calidad pero, sobre todo, posee el sabor y el encanto del mejor cine. Durante más de cuarenta años ha servido de vehículo de entretenimiento y de enriquecimiento cultural de los onubenses. El Cine Emperador ha sido, asimismo, sede del Festival de Cine Iberoamericano y, por tanto, el mejor escaparate de Huelva de cara al exterior. Qué ingratos somos los humanos y qué pronto damos la espalda a estos lugares que tan buenos momentos nos han hecho pasar. Desde el Ayuntamiento de Huelva y desde la Delegación de Cultura de la Junta de Andalucía deberían ponerse en marcha actuaciones que evitaran el cierre de este local, hecho que empobrecerá aún más la vida cultural de los onubenses. Estimo que existen muchas posibilidades que los poderes públicos deberían considerar antes de permitir tamaño disparate: cineclubes, cine-fórums, teatro o cine alternativo, salas de conferencia, etc. Todo menos el cierre de un cine emblemático en nuestra ciudad.
Las autoridades en materia cultural deberían implicarse en este tema antes de que se consume esta muerte anunciada. El cine es un poderoso vehículo cultural y, bien utilizado, una poderosa herramienta de transformación social que rara vez es aprovechada por los poderes públicos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 14 de septiembre de 2004