El hospital Comarcal de la Vega Baja, en Orihuela, que el pasado jueves sufrió un incendio que obligó a desalojar a 321 pacientes, dos de los cuales fallecieron durante la evacuación, continuaba ayer inhábil. Sólo el área de laboratorios estaba operativa, según confirmó la Generalitat. Los hechos vuelven a rectificar al consejero de Sanidad, Vicente Rambla, quien el pasado viernes, al término del pleno del Consell, garantizó que las zonas y los servicios afectados por el incendio se reabrirían ayer.
Pero las labores de desescombros y refrigeración proseguían, mientras la policía judicial, por su parte, continuaba con sus investigaciones para establecer las causas del incendio
. Rambla, incluso, llegó a pronosticar que los quirófanos y urgencias entrarían ayer en funcionamiento.
CC OO descarta que el centro hospitalario entre de inmediato en pleno funcionamiento, dadas las "complicadas tareas" de limpieza. Además, el sindicato reclama que Sanidad avale con informes técnicos que la estructura del edificio no ha sido dañada por el fuego. Salvador Giner, delegado de CC OO, lamentó la "escasa información" facilitada por Sanidad para evitar episodios como los de ayer, cuando algunos pacientes acudieron al hospital para ser atendidos.
La pronta vuelta a la normalidad es la cuestión que más preocupa, toda vez que el hospital de Orihuela es uno de los más colapsados de la Comunidad Valenciana.
En una primera inspección realizada por los técnicos de Sanidad no se detectaron daños en su estructura, aunque se apuntaló el 5% del almacén. Horas después del suceso, Rambla, subrayó el éxito del plan de evacuación. Para Giner, el balance es distinto. "La evacuación funcionó bien por la profesionalidad de los trabajadores que, por su cuenta y riesgo, comenzaron a evacuar a los enfermos". La suerte fue un factor importante. "De haberse producido de madrugada, hubiese sido una tragedia", dijo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 14 de septiembre de 2004