Ayer recibí en el domicilio de mi pequeña empresa una liquidación del impuesto sobre actividades económicas, ese que había eliminado el señor Aznar a bombo y platillo. Resulta que leyendo la letra pequeña, sólo había desaparecido para las empresas creadas a partir del año 2003. Conclusiones: 1) El porcentaje en que se ha reducido este impuesto es prácticamente despreciable. 2) Ya me extrañaba a mí que se eliminase tan alegremente una de las principales fuentes de ingresos de los ayuntamientos. 3) Los empresarios "antiguos" no sólo tenemos que seguir pagando el IAE, sino que nos encontramos en el mercado con otros "nuevos" empresarios más competitivos al no tener ellos que pagarlo. 4) Así también "suprimo" yo los impuestos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 14 de septiembre de 2004