Con septiembre llegó el agua. La provincia de Barcelona volvió a recibir en la madrugada de ayer cantidades ingentes de lluvia que provocaron cierres y colapsos a primeras horas en las vías de acceso a la ciudad. Un carril de la C-31, la antigua autovía de Castelldefels (Baix Llobregat), permaneció cortado entre las 7.30 y las 14.30 horas en el kilómetro 187. La caída de un árbol obligó a cerrar la misma vía a la altura de Gavà (Baix Llobregat).
La conducción lenta que aconsejaba el piso mojado provocó durante toda la mañana retenciones en la N-2 a su paso por Arenys de Mar y Tordera (ambas en el Maresme), en la C-32 a la altura de Viladecans (Baix Llobregat) y en la C-245 también a la altura de Castelldefels. Fue esta localidad la que sufrió con más intensidad los efectos del aguacero. Tres de los siete pasos subterráneos que unen el pueblo con la playa quedaron anegados y en ellos el agua alcanzó una altura de más de un metro. En apenas hora y media, entre las 5.26 y las 7.12, cayeron 47 litros por metro cuadrado.
En Sant Boi (Baix Llobregat), se tuvo que desalojar un inmueble de cinco plantas después de que un relámpago descargara sobre una tubería externa de gas. Fue una de las 24 salidas que realizaron los bomberos ayer, casi todas por inundaciones de bajos.
Las previsiones no anuncian tregua. El servicio meteorológico pronostica lluvias para todo el día, sobre todo en el litoral y prelitoral barcelonés, y también en el norte de Tarragona y el sur de Girona. La Generalitat emitió un aviso de prealerta del plan Inuncat por riesgo de inundaciones en las citadas zonas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 15 de septiembre de 2004