Ya han pasado varios meses desde la victoria socialista en las elecciones del 14 marzo, y el PP está cada vez más destructivo. Perder las elecciones les ha supuesto sacar la cara más agresiva y antidemocrática de un partido que siempre ha visto el poder como la vía para hacer todo lo que uno quiera, inclusive la guerra, aunque toda una sociedad se posicione en contra. No deja de ser una paradoja que ahora sea Manuel Fraga el más progresista del PP y que él, actor principal del tardo franquismo, sea ahora más abierto que muchos jóvenes de su partido. El PP es un claro referente de la rancia derecha europea, y día a día nos lo demuestran sus dirigentes atacando a todo aquello que suene a diversidad, progreso o pluralidad.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 15 de septiembre de 2004