La consejera de Educación ha justificado que la asignatura de religión se solicite expresamente en el centro educativo y no mediante matrícula "porque se trata de algo privado". Grave error en una persona tan culta. La Constitución española, que no puede ser algo más público, señala que "los poderes públicos garantizarán el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones".
A lo anterior hay que añadir que el día en que los alumnos lleguen a las escuelas e institutos, serán públicas para todo el mundo las personas que quieren tener clase de religión. Más público que un impreso de matrícula anodino que los funcionarios no tiene interés en investigar. Suficiente trabajo tienen.
Pero, además, la Religión no es algo privado sino público: fíjese en las catedrales e iglesias de las ciudades, las procesiones, los patronos de nuestro país y de toda y cada una de las instituciones. Otra cosa es que el PSOE quiera quitar a Dios de en medio y convertirlo en algo privado. Pero que muchos de sus militantes no sean creyentes -en España el 4% de la población, frente a un 96%-, aunque son creyentes gran parte de sus votantes, no justifica su agresiva política antirreligiosa. Los gobiernos están para servir al pueblo, no para manejarlo a su antojo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 17 de septiembre de 2004