Estoy muy contento de vivir en Cataluña. Soy catalán y me siento catalán, y aprecio la lengua catalana (como hacen todos los pueblos con su lengua), como contribución a la diversidad y riqueza idiomática del mundo. Me parece muy lógico y deseable que el catalán sea una lengua necesaria y de uso frecuente en Cataluña. Nadie se tendría que enfadar porque se utilize el catalán; eso no quiere decir que se esté en contra de otras lenguas. Por algunos, ya lo sé, aprender catalán requiere un esfuerzo, puesto que hay catalanes de varios orígenes, de varias lenguas maternas (¡otra riqueza!). Gracias a todos aquellos que han hecho este esfuerzo. Con actitudes positivas como ésta, un país tira hacia delante con optimismo, personalidad y buen rollo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 17 de septiembre de 2004