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OPINIÓN DEL LECTOR

Paraíso

Tras haber gozado del artículo de González Casanova, he caído en una asquerosa depresión. Resulta que todos los catalanes tenemos el Paraíso en casa desde hace casi un año y yo al menos no había alcanzado a descubrirlo. Qué sudor con esta reconfortante deducción de que, no sólo el pueblo elegido por los dioses es Cataluña, sino que, además, el Edén lo tenemos entre el Llobregat y el Besòs, dos ríos ricos en alguna que otra porquería moderna, y no allá, entre el Eúfrates y el Tigris, también rebosantes de morralla, aunque de otra naturaleza. ¡Eureka! Por fin, los buenos de esta tierra, el pueblo en estado puro, situado en una corriente de bondad que hunde sus raíces en una senda procedente de la lejanía medieval, han conseguido el poder en Cataluña y ya están logrando que el primer modelo política, social y nacionalmente platónico se haga carne en la Tierra. ¿Derecho de autodeterminación? Por supuesto. Con una condición: que, por amor universal, se haga extensible a todos los habitantes del planeta. Sin dudarlo un minuto, votarán sí todos catalanes. Eso sí, tendríamos que continuar año tras año dando las gracias con el rito recién inaugurado para esta misa el Onze de Setembre.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 17 de septiembre de 2004