No son necesarias las encuestas para saber que una mayoría de españoles presumíamos que nada se sacaría en claro de la comisión de investigación del 11-M. Lo que no sospechábamos, por lo menos yo, es el espectáculo tan denigrante que nos han ofrecido. Los cachondeos, las risotadas, descalificaciones partidistas, filtraciones...
Los muertos, los heridos que ya nunca volverán a ser lo que fueron, sólo son nuestros, del pueblo, los que los lloramos el primer día y los que los seguiremos llorando. Cuando por fin se termine el circo y se saquen las conclusiones, todos ellos habrán ganado y nosotros y los muertos, los de siempre, habremos perdido y seguiremos viendo cómo comienza el curso, sin suficientes colegios ni personal. Seguiremos viendo pasear en grandes coches a chorizos, que no hay jueces ni Hacienda que los paren, hospitales sin suficiente personal ni medios. Cómo se pelean los alcaldes. Cómo se siguen dando homenajes. Cómo lloran los que perdieron el asiento, y cómo se cachondean los que lo ganaron.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 18 de septiembre de 2004