Normalmente cuesta tiempo demostrar las verdades y mientras tanto se mantiene la confusión interesada. Así sucede con temas conflictivos como la unidad de la lengua, alternativas al trasvase, el AVE, y las ventajas de la participación valenciana en la eurorregión situada en el mediterráneo nordoccidental. Hoy con las nuevas posibilidades que se advierten con motivo de la propuesta de la Comisión Europea de crear eurorregiones, con estructura legal y estatutos propios, parecían desmontados los argumentos de quienes veían en el proyecto otra operación partidista, pero ante la falta de consenso que se produjo en la última sesión de las Cortes Valencianas, resulta que ésto no ha sido así.Las agrupaciones europeas de cooperación transfronteriza, Europea Groupings of cross-border co-operation, incluidas en el reglamento de regulación presentado por la Comisión, incorporan una estructura humana, competencial y económica, que permitirá beneficiarse a estas agrupaciones de las nuevas directrices presupuestarias que se derivan de la ampliación de la UE a 25 países miembros, y 100 regiones partícipes, a los que hay que añadir en 2007, Bulgaria y Rumanía; en un futuro próximo, Croacia y Serbia-Montenegro; más adelante, tal vez Turquía.
Las regiones que vienen son muchas más de las que en el pasado se beneficiaron de los fondos estructurales que fueron duplicados en los presupuestos europeos, aprobados en Edimburgo, o de los de cohesión creados en esa reunión bajo la presidencia de Jacques Delors. Muchas de nuestras obras públicas se vieron favorecidas por esa política comunitaria, a la que el primer ministro alemán, Gerard Schroeder, hacía referencia recientemente cuando contestaba sobre el déficit de la economía de su país aludiendo a la aportación de Alemania a los presupuestos europeos, de donde se habían nutrido gran parte de las inversiones en regiones ajenas. Pero hoy las circunstancias son otras y las necesidades también. La Comunidad Valenciana supera los porcentajes exigibles para ser receptora, como región Objetivo 1, de los fondos comunitarios, y la incorporación de nuevos países señala un nuevo mapa para las regiones europeas al tiempo que la posición de los países que principalmente aportaban fondos, Alemania y Francia, cuestiona la distribución de los mismos para los próximos años. Con todo lo anterior, cómo no situarse estratégicamente ante el nuevo mapa europeo apostando por las alianzas que se consideren oportunas, asistiendo a las reuniones necesarias, contemplando los ejes que se están estableciendo (atlántico, centroeuropeo, y mediterráneo), comprobando los movimientos lógicos de otras ciudades (Barcelona, Bilbao, Zaragoza) y atendiendo a nuestras posibilidades para no quedar excluidos ante próximas decisiones. La comprensión de las nuevas circunstancias no sólo es conveniente sino necesaria. Las posibilidades del devenir de nuestras empresas exigen, para poder competir, participar en los debates de la Europa ampliada. Es un acierto que los sectores interesados se sienten en las mesas de negociación. No hacerlo sería un ejercicio de dejación política, y empresarial en su caso. Estar presentes en estos temas con la coincidencia de regiones próximas, en una agrupación no casual sino articulada, que analice desde las infraestructuras a las relaciones exteriores de la UE, pasando por la nueva distribución de los fondos comunitarios, es el único camino para no sentirnos ajenos, y por tanto agraviados, en una Europa cada vez más compleja.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 18 de septiembre de 2004