La UPV intervino ayer con datos en la polémica sobre los presos de ETA que cursan carreras en ella tras resurgir la discusión por la intención de Instituciones Penitenciaria de ofrecer a los reclusos la posibilidad de estudiar en la universidad vasca carreras que no imparta la UNED. El Vicerrectorado de Alumnado ha realizado un estudio basado en estadísticas del Centro de Cálculo Universitario que concluye que los resultados académicos de los estudiantes presos son peores que los del conjunto del alumnado.
El informe, que ayer conoció el Consejo de Gobierno de la UPV, analiza por vez primera de forma detallada la situación académica de los estudiantes presos. Su ámbito abarca desde el curso 1998-99 al 2002-03, periodo en el que el número de presos matriculados en la universidad pública osciló entre un mínimo de 223 en 1999-00 y un máximo de 298 en 2002-03, curso anterior a la reforma legal que obligó el traslado de sus matrículas de la UPV a la UNED.
El estudio, centrado en las seis titulaciones con mayor número de alumnos reclusos (todas del ámbito de las Humanidades y las Ciencias Sociales), destaca que los estudiantes presos tardan, según las carreras, entre uno y tres años más en terminar sus estudios que los presenciales. Subraya además que el porcentaje de licenciados o diplomados sobre el número de matriculados es, en el caso de los reclusos, dos o tres veces inferior al del resto de estudiantes de sus mismas titulaciones y promociones.
Respecto a las calificaciones, no hay grandes diferencias entre ambos grupos. En líneas generales, la diferencia se inclina a favor de los presos, pero en ningún caso sobrepasa un punto sobre diez. Sin embargo, la diferencia sí es significativa, en este caso a favor de los alumnos presenciales, en la llamada tasa de rendimiento, que muestra la proporción de asignaturas aprobadas sobre el total de las materias en que se matricula el alumno. Pese a no existir un dato global, en general la tasa de los alumnos presenciales dobla, triplica e incluos cuadruplica la de los presos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 24 de septiembre de 2004