, La lista de los países con más corrupción que elabora cada año la organización Transparency International (TI), integrada por 90 entidades de todo el mundo, está copada por los países en desarrollo. Sin embargo, ello no supone que las instituciones de los Estados industrializados estén exentas de críticas. "Europa es en el continente donde los corruptos esconden su dinero, lo que lleva a que nos preguntemos si el dinero que se roba al Sur sirve para enriquecer al Norte", aseguró ayer el representante de la institución, John Makumbe.
Bangladesh, Nigeria y Haití encabezaron en 2003 la lista de los países con mayor corrupción del mundo, en la que la transparencia de España se valoró con un notable. Pero los analistas internacionales que ayer participaron en el diálogo Contribuyendo a la agenda global del Fórum de las Culturas recordaron que en demasiados casos intervienen países o empresas del mundo desarrollado.
"En África, por ejemplo, hay pocos recursos. La situación suele agravarse, puesto que éstos finalmente acaban por desplazarse hacia el norte", señaló el representante de Transparency International John Makumbe. "En varios Estados africanos se inició un proceso por el que tres empresas consiguieron licitaciones para construir varias infraestructuras para agua potable y recibieron más de 40 millones de dólares. En Nigeria
[el segundo país con mayor índice de corrupción según el barómetro de TI], la empresa que las obtuvo facturó más de 50 millones", explicó Makumbe. "Lo más grave", añadió, "es que son contratos con empresas multinacionales cuya cantidad de dinero podría servir para desarrollar miles de vidas".
Al respecto, la diputada del Parlamento de Finlandia y miembro del Proceso de Helsinki -iniciativa entre los gobiernos finlandés y tanzano para democratizar la globalización-, Heidi Hautala, apuntó: "Debemos buscar alguna forma de comprometer también a países y empresas del mundo desarrollado para que lleven a cabo buenas prácticas con el resto de los Estados. Y a su vez, es imprescindible que el sector privado empiece a hacer públicos algunos gastos que considera legítimos, como las donaciones a ejecutivos y partidos políticos".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 25 de septiembre de 2004