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Crítica:FERIA DE ALGEMESÍ | LA LIDIA

Galán, la sombra de Vidrié

El rejoneo es como una devoción en Algemesí. Se aprecia y se valora. Desde los tiempos de Vidrié, que mandó en esta plaza como nadie lo ha hecho jamás aquí, la gente no ha vuelto a disfrutar del toreo a caballo. Ayer, salvando las distancias, disfrutaron como hacía tiempo. En acción Sergio Galán, que manifestó un claro dominio de los terrenos. Reunido con el novillo, que fue de más a menos, siempre por lo clásico. En banderillas, montando a Montoliú, dos quiebros de alta escuela. A partir de ahí, con el público en el bolsillos, coser y cantar. Bien en la ejecución y certero al clavar, el rejonazo de muerte provocó el delirio. Y el recuerdo de Vidrié.

La novillada de Lagunajanda fue una sucesión de hermosos inválidos. Sólo fachada. Pero nobles. Oficio en Andrés González. Rudimentario pero seguro, los entendió. Certero con la espada. Las suyas, las mejores estocadas de la feria. Las dos faenas de Sergio Serrano tuvieron excelente caligrafía. Sutiles. En el último firmó naturales de alta distinción.

Lagunajanda / Galán, González, Serrano

Novillos de Lagunajanda, bien presentados pero inválidos. Sergio Galán: dos orejas y rabo. Andrés González: oreja y dos orejas. Sergio Serrano: saludos; aviso y vuelta. Plaza de Algemesí, 24 de septiembre. 7ª de feria. Lleno.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 25 de septiembre de 2004