Promete el nuevo Barça. En muchas facetas se parece al viejo. Es inevitable. Joan Montes no ha hecho más que empezar una tarea que a veces lleva años. Es cierto que se ha hecho cargo de un equipo ya consolidado. Pero es de suponer que querrá imprimir su sello. En Málaga, después de la crisis directiva en el club azulgrana y del adiós a Pesic como entrenador, se preveía que el Unicaja iba a aprovechar la ocasión. El equipo andaluz se ha reforzado acertadamente, aunque ayer acusó las ausencias de Tabak, Bremer y Pietrus.
El ritmo del partido fue lento hasta la desesperación al principio. No había jugadores que enlazaran dos acciones seguidas y le dieran nervio a su equipo. Unicaja, a pesar de un arreón inicial (8-2), no encontró manera de jugar a espaldas de Dueñas, un bastión en el interior de la zona, y tampoco tuvo continuidad en el lanzamiento exterior.
El Barcelona, muy consistente en su juego, con una defensa incómoda para su rival vaya como vaya el marcador, dejó entrever detalles esperanzadores. Por ejemplo, los progresos de Drejer y Gasol, dos jugadores que contaban en cuentagotas la pasada campaña. Y también la consolidación de Ilievski, el base macedonio que ya empieza a estar a la altura de sus compañeros en el quinteto inicial.
El Barcelona sufrió un tanto frente a la defensa en zona a la que recurrió Scariolo cuando se rindió a la evidencia de que sus jugadores poco tenían que hacer en el uno contra uno. Pero los triples de Drejer y de De la Fuente acabaron de abrir brecha. El estreno del Barcelona fue esperanzador, aunque debido a las bajas de Unicaja, será mucho más clarificadora la final de hoy ante el Real Madrid (19.00, La 2) para extraer una conclusión más sólida.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 26 de septiembre de 2004