Los departamentos de Sanidad y Educación han dado un primer paso, en el recién presentado Plan Salud y Escuela, para prevenir una serie de problemas sanitarios, de salud mental y de drogodependencias en los centros escolares. Sin embargo, quienes desde hace tiempo sufrimos las consecuencias de estas situaciones constatamos que la edad fijada para iniciar la prevención (entre 14 y 16 años) es tardía.
La mayoría de los adolescentes que sufren trastornos de conducta, fracaso escolar y consumo de drogas han comenzado mucho antes el desarrollo de estos comportamientos. Uno de los síndromes más comunes entre los jóvenes es el llamado trastorno de déficit de atención (TDAH), cuya manifestación más conocida es la hiperactividad. Según diversas fuentes, el TDAH lo padecen del orden del 4% al 7% de los escolares (lo que supone un par por cada aula). Este trastorno es de origen neurológico y obedece a causas genéticas que son detectables desde los principios de la escolarización. A pesar de ser un trastorno ampliamente estudiado y reconocido por las autoridades sanitarias, las personas que lo padecen son víctimas de discriminación en los colegios debido a su comportamiento.
Hubiera sido un acierto que el plan hubiese tenido en cuenta esta circunstancia, que es el origen de buena parte de los problemas que se manifiestan en la adolescencia.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 28 de septiembre de 2004