Fue una despedida en toda regla. Comida y bebida gratis -salvo las copas, que costaban dos euros-, actuación sorpresa -la Fundación Tony Manero- y juerga hasta las siete de la mañana. Como en las grandes ocasiones. Y es que no podía ser de otra manera. Después de 141 días de trabajo, llegó su turno. Una vez finalizado el piromusical y después de que los últimos visitantes abandonaran el recinto, los cerca de 3.000 trabajadores del Fórum tomaron el Campo de la Paz el domingo por la noche para despedirse.
A partir de medianoche, el goteo de trabajadores que se disponían a ir a la fiesta fue incesante. La organización calcula que acudieron más de 2.000. Los currantes, con unas ganas de marcha díficiles de disimular, se agolparon nada más llegar en la barra donde se servían bebidas. También probaron la comida que la organización había preparado: mucho pan con tomate con embutido y queso, patatas bravas, palomitas y de postre, baklava, los hojaldres de miel típicos de los países árabes. Pero lo mejor estaba todavía por llegar.
Aunque el rumor de que la Fundación Tony Manero iba a actuar había corrido entre algunos trabajadores, en realidad no se lo acababan de creer. Nada más entonar las primeras notas, la muchedumbre no dudó un segundo en levantar los brazos y ponerse a bailar. La bienvenida al grupo no pudo ser más calurosa. Se notaba que había mucha adrenalina y estrés acumulado que había que soltar. Después de esta actuación, un pinchadiscos se encargó de seguir animando a los trabajadores hasta las siete de la mañana. Muchos de ellos, sin embargo, se resistían a volver a casa. Algunos porque su contrato acababa de finalizar y tenían todo el día por delante para recuperarse y otros, los que tenían que trabajar al día siguiente, simplemente porque querían más fiesta. Al final, muchos de ellos encontraron en los bares de la rambla de Prim el lugar ideal donde poder seguir la juerga y comer un buen desayuno antes de acostarse.
Aunque en la fiesta todo fueron risas, euforia y buen rollo, la verdad es que algunos de los trabajadores no podían ocultar que, al fin y al cabo, echarían de menos el Fórum. No tanto por el evento en sí mismo, sino por la gente con la que han convivido durante 141 días. Y siendo más realistas, porque a muchos de ellos lo que les toca ahora es apuntarse a las listas del Inem.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 28 de septiembre de 2004