La estrategia política del Ejecutivo para desarmar las acciones piqueteras y reducir la sensación de inseguridad que alcanzaba niveles de pánico incluyó pactos con la prensa. A cambio de renovar los plazos en las licencias de explotación de las cadenas de televisión, aumentar la pauta de publicidad oficial o de acuerdos de mutua conveniencia, el Gobierno logró que los principales grupos multimedia "bajaran" de la primera plana de periódicos y telediarios las noticias que presuntamente contribuían a reproducir ese clima de violencia incesante.
La acción conjunta de fuerzas de gendarmería y prefectura naval, que colaboran en la periferia de Buenos Aires con la policía bonaerense -sospechosa de integrar o proteger a las mafias delictivas- parece dar resultado. En las últimas semanas se detuvo a bandas dedicadas al secuestro express y se registró una baja de los delitos más graves. El ministro de Seguridad de Buenos Aires, León Arslanián, destituyó a unos 200 altos cargos de la bonaerense y saturó de agentes las zonas más peligrosas. Los hechos y la percepción de los mismos que la prensa retransmite con "buena onda" han tenido efecto en el ánimo de los ciudadanos; la "sensación" de seguridad en la capital federal creció un 6,3% y un 12% con relación al pasado julio, según una encuesta de Catterberg y Asociados.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 28 de septiembre de 2004