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Crítica:Signos

Cruces célticas y almenas que se rindieron al amor

"Menhires que señalan la luz de los solsticios, / dos duros iceberes en el Mar de la Vida, / alzados obeliscos sobre el templo del culto, / almenas batalladas que al amor se rindieron. // Colinas en que crece la dulce adormidera, / abetos desvaídos en la niebla invernal, / dos astas que atraviesan el cuerpo de mi boca / como abierta en canal, fluyendo hacia la dicha. // Trompetas sonorosas que derrumban los muros, / que los límites rompen con sus lanzas en punta, / dos espadas lucientes que a mi vaina regresan, / dos osos que devoran mi rebaño de dientes. // Dos delfines que emergen de tu cálido océano, / dos árboles distintos del jardín del Edén, / la aérea arboladura de tu cuerpo tendido, / de tu suave cubierta, oh mujer ya desnuda".

EL ÁRBOL DE LA VIDA

Antonio Rivero Taravillo

Centro de Ediciones de la Diputación Provincial de Málaga

78 páginas. 6 euros

Este poema de Antonio Rivero Taravillo es un buen ejemplo del mundo que puebla su libro El árbol de la vida. Símbolos y paisajes medievales, aires y asuntos nórdicos y anglosajones, motivos que se desvaen en la niebla, ecos del Borges que se extraviaba maravillado por las sagas escandinavas o de Salvador Espriu y su continua fascinación por un universo mítico y de imprecisos límites temporales que trascendía las frustraciones de una cotidianidad tediosa... Por esta simbología camina un hombre que se adentra en la vida marcado por el asombro y la fascinación que le produce la mujer.

"Pero tú nunca estás donde está mi cadáver, / en la iglesia normanda, en este cementerio / con sus célticas cruces, con sus lápidas grises / como espejos del cielo, de las nubes encima. // Tarea de copistas, el mundo se repite: / en páginas iguales la misma historia siempre. / Misteriosas vidrieras que narran nuestra vida / son las lápidas frías que la luz no atraviesa", señalan los primeros versos de otro poema. El final es de una tristeza inesquivable. "Ahora mi esqueleto se va haciendo cenizas, / se va haciendo la hierba aún viva, el paisaje. / Entonces imagino que yaces a mi lado, / pero tú nunca estás donde está mi cadáver".

Antonio Rivero Taravillo (1963) es director de Casa del Libro de Sevilla y autor del libro de viajes Las ciudades del hombre y del poemario Farewell to Poesy. Ha publicado traducciones de Ezra Pound, Flann O'Brien y Alfred Tennyson, así como antologías de poesía gaélica escocesa e irlandesa.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 29 de septiembre de 2004