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Crítica:XIII BIENAL DE FLAMENCO

Lo de siempre

Eduardo Serrano, El Güito, hizo en Sevilla su recital de siempre. Farruca, soleá, algo por siguiriyas, algo por bulerías. En la soleá es un clásico, que bordea la perfección en cada paso que da, que en los giros y medios giros clava los pies con decisión. Inamovible, impertérrito. Es la misma soleá que le vemos bailar desde hace cuarenta años, cada vez más desprovista de todo lo que no sea esencial. El Güito ha aprendido a despojarse de cualquier cosa no necesariamente imprescindible en un baile vertical, signado por el clasicismo.

La novedad del espectáculo fue Milagros Mengíbar como artista invitada. Cantiñas con bata de cola. Marchosa, con gracia, con donaire. Floreada. Al no ser el grupo el que la acompaña habitualmente, hubo pequeños desajustes formales, pero ella puso remedio sobre la marcha sin mayores sobresaltos. Maneja la bata de cola con soltura envidiable, que encuentra pocas competidoras reales en la actualidad. Y encandiló a la audiencia.

De Madrid a Sevilla

Baile: El Güito, Milagros Mengíbar, Maripaz Lucena. Cante: José Jiménez, Antonio El Porras, Leo Treviño. Toque: Felipe Maya, Juan Serrano, Pepe Maya, Marote. Teatro Lope de Vega, Sevilla, 27 de septiembre.

Rellenar huecos

Del resto poco puede decirse. Los grupos de baile, cuatro chicas y cuatro chicos, se limitaron a rellenar huecos pero sin garra ni nervio algunos. Bailaron de carrerilla, al unísono, con entusiasmo pero poco más. Cantaores y guitarristas tampoco estuvieron mucho más afortunados.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 29 de septiembre de 2004