Las mujeres queremos integrarnos de lleno en la fiesta. Tenemos todos los derechos para hacerlo, probablemente ganaremos todas las batallas legales. Pero no es cuestión de encender nuevas batallas.
Las fiestas son y han sido una explosión de machismo: sus infraestructuras, sus actividades durante todo el año se hacen con mentalidad de hombres... La entrada de mujeres en ese mundo puede causar distorsión y no precisamente para mejorar la fiesta. Pero las fiestas están entrando en decadencia.
Los derechos que tenemos las mujeres se han de reivindicar con fiestas y sin ellas. Pero no podemos reivindicar nuestros derechos imitando a los hombres, eso sería el triunfo total del machismo. Delimitemos nuestros terrenos, trabajemos todos juntos para mejorar en todos los aspectos de la vida, también en la fiesta. La entradas de Moros y Cristianos cansan a mucha gente y lo que mantiene el aliento de la fiesta son els càrrecs y els boatos, y mira por dónde estos están integrados mayoritariamente por mujeres.
Las mujeres nos hemos integrado en la fiesta para hacer un nuevo renacimiento, montemos nuestras propias infraestructuras, demos nuestras alternativas. Nuestras fiestas han de ser un ejemplo de las alternativas culturales que nos muestran los dos mundos enfrentados (moros y cristianos), llevemos la historia a la calle, hagamos cultura, hagamos entretenimiento, pero no imitemos a los hombres. Para hacer de hombres ellos saben hacerlo mejor que nosotras.
La fiesta también necesita de las mujeres. Mostremos a nuestro pueblo lo que somos capaces de hacer por una fiesta tan peculiar.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 30 de septiembre de 2004