Ha llegado hasta mis oídos el rumor consistente sobre la existencia de un debate en el seno de los organizadores de la Feria del libro y disco vascos de Durango, en el que se discute la posibilidad de establecer un precio de entrada para acceder al recinto ferial. Me parece increíble, inicialmente, que tal propuesta haya podido ser formulada por alguien. La Feria surgió con todo el apoyo popular a nuestra cultura y a su producción cultural, literaria, musical o audiovisual. Su nivel técnico y la incidencia de las nuevas tecnologías ha contribuido de manera sobresaliente a elevar cada año el listón de la misma.
Considero deplorable la mercantilización de la cultura y, desde luego, estimo que no se puede poner a sus consumidores ante la disyuntiva de entrar a la Feria o no hacerlo, en función de si sus organizadores y las instituciones que contribuyen a su mantenimiento financiero deciden romper con el carácter popular de este importante encuentro. La posible decisión del cobro de la entrada quiebra de manera irresponsable la más importante muestra de cultura vasca probablemente, de todos los tiempos.
A los responsables de Gerediaga y a las instituciones que apoyan la Feria les toca decidir; a quienes acudimos cada año, nos toca obrar en función de la decisión que tome la organización. Reflexionen ahora que es tiempo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 3 de octubre de 2004