Desde que a mi abuela, una anciana de 87 años con escasa movilidad, se le practican una serie de pruebas, la vida de la familia se ha convertido en un calvario.
La gota que ha colmado el vaso ocurrió el pasado martes cuando la ambulancia llegó dos horas más tarde de lo previsto y al finalizar la prueba mi abuela y mi madre permanecieron en el consultorio de Bellatera (Cornellà) más de dos horas esperando la ambulancia que tenía que llevarlas a casa. Total, casi siete horas en ayuno y más de cuatro fuera de casa.
¿Es esta una medida disuasoria para ahorrarse el coste del servicio?, ¿se aplica a las abuelas de los responsables de Sanidad?, ¿qué puede hacerse ante tal falta de humanidad y de profesionalidad?-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 4 de octubre de 2004