Compruebo asombrado que, al parecer, la campaña iniciada hace casi dos años desde el PP y algunas medios de comunicación afines, cuando en la gala de los premios Goya los miembros de la Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas (a la que no pertenezco) mostraron una oposición casi unánime a la política exterior del Gobierno de entonces, aún da sus frutos incluso en el periódico que usted dirige.
No hay otra manera de explicar, si no, el titular estereotipado por el cual se ventilan en su periódico la subida en un 89,2% de la dotación del Fondo de Protección a la Cinematografía, fondo que ha ido creciendo muy lentamente desde 1996, siempre por debajo del aumento de títulos producido en nuestro país y de las entradas vendidas, y al que, al César lo que es del César, al parecer por decisión expresa del entonces presidente del Gobierno, José María Aznar, le fue concedido una ampliación extra en el ejercicio pasado, que lo colocó muy poco por debajo de la cifra en la que ahora se lo ha situado con rango ordinario.
Ampliación imprescindible, al igual que la de este año por lo que sé, para cubrir los compromisos que, por ley, el Estado tiene con los productores cinematográficos de nuestro país.
Sin ánimo de pasar por el experto que no soy, me choca lo fácil que a alguien que leyera el otro día el titular de uno de sus pequeños recortes sobre las diferentes partidas del presupuesto del Ministerio de Cultura para el próximo año, le pueda resultar deducir que al cine le va muy bien, como su titular "El cine, de cine", sugiere, y demasiados titulares de otros periódicos pretenden hacer creer desde la mencionada gala de los premios Goya.
Tal y como mencionó el actual director general de Cinematografía en su comparecencia en el Congreso de los Diputados el pasado día 22, el Estado español dedicaba hasta ahora a la protección de nuestra amenazada industria cinematográfica 14 veces menos que el Estado francés, la mitad que el
alemán, y la tercera parte que el italiano. Muy justito me parece a mí este aumento, que el cine español se ha ganado a pulso aumentando casi cada año su número de espectadores y el capital invertido en producirlo, lo que redunda, entre otras cosas, en puestos de trabajo y defensa de nuestra diversidad cultural.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 4 de octubre de 2004