El Kremlin ha sufrido una sorprendente derrota en Abjazia, la autonomía que hace más de diez años declaró su independencia de Georgia y desearía ser aceptada en el seno de la Federación Rusa. El candidato de Moscú, Raúl Jadzhimba, primer ministro abjazo, como Vladímir Putin, ex agente del KGB, no sólo no logró la aplastante victoria que se le pronosticaba, sino que, a juzgar por todo, perdió las elecciones presidenciales que se celebraron el pasado domingo.
La comisión electoral anunció ayer que habrá una segunda ronda entre Jadzhimba y el empresario Serguéi Bagapsh, pero para no verse obligada a proclamar ya en la primera vuelta a este último, no ha contabilizado los resultados de la región de Gali. Con esta decisión ha cedido a las presiones del primer ministro -el favorito del Kremlin-, que pedía la anulación de los sufragios allí emitidos porque, según él, habría habido irregularidades durante la votación en esa provincia limítrofe con Georgia.
Abjazia es independiente de facto, aunque no de jure -ningún país la reconoce-, desde que venció a los georgianos en una guerra que comenzó en el verano de 1992 -cuando éstos entraron en territorio de la autonomía y tomaron la capital, Sujumi- y terminó al año siguiente con el triunfo de los separatistas. Desde la época soviética, Vladislav Arzinba gobernaba Abjazia, pero, gravemente enfermo, esta vez no se presentó a las elecciones. Los comicios del domingo fueron los primeros en los que en la autonomía competían varios candidatos por la presidencia.
Bagashp fue un funcionario comunista, y como tal hizo gran parte de su carrera en Georgia, por lo que ha sido acusado por sus oponentes de progeorgiano. Esto hace aún más sorprendente la victoria obtenida.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 6 de octubre de 2004