En diciembre de 2000, el equipo femenino de relevos de un club de natación de un barrio modesto de Madrid consiguió la medalla de bronce en los Campeonatos de España celebrados en Palma de Mallorca. Qué inmensa alegría que cuatro chicas de Carabanchel subieran al podio junto a los equipos del Canoe (2º) y Sabadell (1º). Nuestra bracista, posteriormente ya en otro club, fue 7ª en los pasados Europeos.
Yo me retiré en el 2003, entrenar requiere mucho tiempo, de 3 a 5 horas diarias y había que trabajar. Pero he tenido una triste noticia: ya no habrá más posibilidades para que otros chicos/as de Carabanchel puedan llegar lejos en la natación madrileña y española debido al capricho del director de turno del polideportivo La Mina, que ha decidido asfixiar al club para que desaparezca, y es que no sabe gestionar una piscina sin pensar en recaudar euros que engrosen las arcas municipales. ¿Es ésta la forma de conseguir unas Olimpíadas?
Si es a costa de pequeños clubes, yo no las quiero.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 7 de octubre de 2004