Cuando las instalaciones de Gallur abrieron sus puertas hace año y medio, reclamé lo que tan bien explicó el señor Luis García en esta sección el domingo 3 del corriente mes. La diferencia fue que el empleado del momento fue verbalmente agresivo al establecer el orden y faltó que me echara a empujones.
Quisiera agregar: no sólo en Gallur prohíben aparcar bicicletas en el enorme patio delantero que tienen, sino que constaté telefónicamente que tampoco se permitía en otras instalaciones de Madrid. Me pregunto: ¿creen que los que usamos vehículos no contaminantes y cuidamos nuestra salud deberíamos desaparecer? ¿Es cierto que pertenecemos a la Unión Europea? Hace años que nuestros vecinos europeos respetan su existencia y uso.
Ni la infraestructura de la ciudad está apta, ni la mentalidad de muchos ciudadanos acepta su utilización, y en eso responsabilizo sobre todo al Ayuntamiento, que también tendría la tarea de educar para la tolerancia, la ecología, la salud y el deporte, entre otros, dentro de los impuestos que perciben.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 11 de octubre de 2004