Las fuertes rachas de viento que azotaron ayer el País Vasco, que de madrugada llegaron a alcanzar en puntos de la costa los 90 kilómetros por hora, dejaron su huella. Los troncos de los árboles plantados hace dos años en la Avenida de las Universidades de Bilbao, al borde de la Ría, no resistieron el empuje del temporal de otoño. Se quebraron casi por la base. Una docena de árboles quedaron tirados sobre la acera en las inmediaciones del puente de La Salve, como se ve en la fotografía.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 11 de octubre de 2004