Entre los bailarines de la Nederlands Dans Theatre I, que hoy y mañana escenifica cuatro coreografías de Jira Kylián, Paul Lightfoot y Sol León en el teatro Arriaga de Bilbao, figura Urtzi Aramburu (San Sebastián, 1972). El donostiarra pertenece a la compañía desde que en 1991 se afincó en La Haya.
Pregunta. La suya es una compañía de danza contemporánea, pero no muy vanguardista.
Respuesta. No, dentro del mundo de la danza moderna es bastante clásica. No vamos con tutús y puntas, pero tampoco en plan supermoderno, que no se sabe por dónde pillarlo.
P. ¿Nunca le ha atraído la danza clásica?
R. No, llevo ya 14 años haciendo esto, y el mundo clásico es muy difícil, te exige muchísima más técnica y físico, y, al mismo tiempo, es bastante limitado. Nunca me ha llamado la atención, la verdad.
P. ¿Se toma más en serio la danza fuera de Euskadi?
R. No sé si más en serio, pero sí hay más oportunidades. En Euskadi hay unas academias o escuelas de danza muy buenas, la enseñanza se toma muy en serio, y por eso hay bailarines muy buenos, pero en plan de compañías y contratos no hay mucho y si quieres hacer algo más grande, tienes que salir.
P. ¿Aún hay casos como el de Billy Elliott, el chaval galés que tenía la oposición de su padre por no considerar la danza una ocupación varonil?
R. Eso siempre lo ha habido, y siempre lo habrá. Mientras que la gente, incluidos padres y compañeros de colegio, no cambie de forma de pensar, el Billy Elliott siempre va a estar ahí. Y la verdad es que lo puedes llegar a pasar bastante mal, sobre todo en el colegio.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 15 de octubre de 2004