Encuentro muy acertado que la sociedad civil y el Gobierno de la Generalitat pidan y obtengan la restitución de la memoria del presidente Lluís Companys, porque hay que ir, sin complejos, a la restitución de la memoria colectiva de todas las víctimas de la Guerra Civil; de los religiosos asesinados; de los civiles asesinados en las carreteras, de los combatientes muertos en el frente; de aquellos jóvenes-niños de la quinta del biberón; de los muertos por los bombardeos; de los muertos por el hambre durante la guerra y la primera posguerra; de las víctimas de la represión de la posguerra; sin olvidar a los catalanes muertos en la resistencia francesa o en los campos de concentración alemanes. La restitución de la memoria ha de ser para todos, sin omisiones o exclusiones. Si no se hace así, se estará hiriendo a las familias y se estará dando una pobre imagen como país.
Hay que superar esta injusticia histórica. Si el franquismo olvidó los muertos de un bando, ahora la democracia no puede olvidar a los muertos de la retaguardia. Los homenajes son absolutamente imprescindibles pero sin olvidos voluntarios o involuntarios, porque estaremos haciendo un flaco favor a la verdad.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 19 de octubre de 2004