Leo con estupefacción que el señor Carod y parte de sus correligionarios exigen al actual Estado español pedir perdón por la ejecución del señor Companys y otras muchas afrentas contra el pueblo catalán. Vaya por delante mi consideración y profundo respeto al último presidente de la Generalitat durante la II República y, por supuesto, a la nación catalana. Sin embargo, quisiera refrescar la memoria histórica y recordar que el general Franco se rebeló contra el Gobierno de la República y represalió por igual a todos los demócratas del Estado, fueran catalanes o no. Piénsese, por ejemplo, que el primer objetivo militar del franquismo y el último en resistir su ataque fue el pueblo de Madrid.
Como madrileño e hijo de represaliado por el franquismo, me resulta ofensivo que se le pida al Gobierno democrático actual que pida perdón por los crímenes del dictador, y me parece ridículo que se quiera comparar con el perdón pedido por Alemania por los crímenes del nazismo: Hitler, por muy criminal que fuese, se hizo con el poder aupado por el electorado alemán. Señor Carod, es ya la segunda vez que me sorprenden sus dotes políticas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 19 de octubre de 2004