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VISTO / OÍDO

Indefensos

Han pasado más de siete meses desde el desastre de Atocha y cada día se hacen revelaciones con apariencia de nuevas: a veces las exagera quien las hace con la intención de culpar a otras personas o a otras instituciones. No se trata sólo de la humillante serie de sesiones de la comisión del Congreso, sino de las voces de quienes han tenido, o creen ellos, algo que ver con el suceso; o de sospechosos que se sacuden la sospecha sobre el mas próximo. En el Congreso nos falta ver aún lo peor, desde el punto de vista político, que es el duelo de los dos jefes de Gobierno, pasado y presente, acusándose mutuamente, aunque creo que cada uno de nosotros -nosotros: la gente- sabe bastante sobre el tema, y tiene a qué atenerse. Lo más grave es ver que estábamos, quizá estemos aún, indefensos: espías, policías, guardias civiles, confidentes, están dando la impresión de que hubiera podido ser hasta fácil de evitar si se hubiera trabajado bien.

Ya no me causa excesiva sorpresa después de haber oído y visto -¡viva la televisión!- al fiscal general del Estado, Fungairiño, desviar la cuestión, hacerse el ignorante, incoherente, sospechoso de mentir en un asunto de esta envergadura: bastaría aquella comparecencia como para desterrar al jefe de Gobierno que le nombró, le mantuvo y le utilizó, del ejercicio de la política. Ahora ese gobernante es pensador: después de la lección en Georgetown va a Rusia a "tratar cuestiones académicas", leo con asombro. ¡Con Putin! El mismo Putin que está pasando del comunismo del que fue funcionario espía al neofascismo que se ve venir en Occidente. Ésa es otra cuestión, no sé si más o menos grave que lo que está sucediendo ahora.

La impresión es que hemos estado indefensos. El problema se desplaza de la primera causa, que fue la participación española en la guerra de Irak, a la impresión de sus consecuencias, a la incredulidad fanática en los avisos de amenaza, a la incompetencia de los grandes encargados de defendernos. La otra gran lección de las sesiones en el Congreso fue oír a Acebes explicando todo lo que no fue, y él era el ministro del Interior de cuando estábamos indefensos. Es el número dos del jefe del partido... Quizá se pueda numerar de otra manera: Rajoy, 0; Acebes, 1... Mejor, mejor estarían tratando de cuestiones académicas con Bush o Putin.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 19 de octubre de 2004