"Las ganas de experimentar" han llevado a Txuma Murugarren (Rentería, 1964), ex Sasoi Ilunak, a fundir rock, pop y electrónica en su cuarto álbum en solitario, Nire ansiaren kotxeko argiak (Gaztelupeko Hotsak). Un tema luce un toque funk muy bailable, otro es una aproximación al folk rock y los textos hablan de almas heridas y vidas tristes. Hoy los canta en el Centro Cultural Lugaritz de San Sebastián.
Pregunta. ¿Qué destaca de su nuevo disco?
Respuesta. Sobre todo la sonoridad, diferente a los anteriores. Esta vez he incluido sonidos digitales, y no sólo en la base rítmica. También hemos trabajado con clicks, ruidos y ese tipo de cosas, al estilo de Lali Puna. La mezcla de ese tipo de sonidos de lata, más la banda por encima, hace que el disco sea especial en mi discografía.
P. Es un disco introspectivo.
R. Sí, como todo mi trabajo. La temática que abunda en mis discos es un poco el corazón del ser humano, que cambia continuamente, que siempre está atemorizado por esta jodida vida.
P. Suenan pocas guitarras. ¿Lo considera un disco de rock?
R. Sí. El rock es una palabra muy resbaladiza en la que caben un montón de cosas, pero son canciones hechas para tocar con una banda de rock. Al fin y al cabo el rock es una actitud, una forma de concebir la música, más que una sonoridad.
P. ¿Le incomoda que le llamen cantautor?
R. No, pero no me siento así. Entiendo al cantautor como alguien que hace temas comprometidos socialmente, en los que quiere dar un mensaje. Yo no tengo ningún mensaje que dar, ni me interesa.
P. El disco arranca con la frase: "No he oído mi canción en la radio". ¿Le preocupa?
R. No, pero la situación comercial en la que estoy me abre la puerta un poco a jugar con el malditismo. Es quizá un guiño irónico, una imagen poética más que una queja.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 22 de octubre de 2004