Caminándole y con mucha seriedad, Hilda Tenorio veroniqueó al primero y con habilidad lo banderilleó. Intentó con quietud muletearlo, pero la cabeza alta, los derrotes y lo revoltoso del oponente no se lo permitieron. Pese a lo distraído y suelto del quinto, la carismática novillera moreliana le ejecutó emotiva faena a base de esculturales unipases.
Sin importarle los gallafonazos del tercero, Paul Cortés lo lanceó y quitó por vistosas gaoneras. El calamocheo y la codicia del morlaco no fueron obstáculo para que realizara una mandona faena que abrochó con una estocada hasta la bola. Decidido, Cortés muleteó al violento séptimo, al que despachó sin necesidad de la puntilla.
Como al trastear Elizabeth Moreno conoce tanto el secreto de las distancias como el del temple, realizó una tersa faena al fijo cuarto. Marcó los tres tiempos al trazar sus acrisolados naturales y los profundos derechazos. Luchó contra el bronco y revoltoso octavo, pero en el último tercio pudo dar sentidos derechazos. Las dudas con el percal mostradas en sus dos ejemplares debe corregirlas.
Garfias / Tenorio, Ortiz, Cortés, Moreno
Novillos de Garfias: hechos; descastados, excepto el cuarto. Hilda Tenorio: aplausos; aviso y oreja. José Ortiz: ovación en los dos. Paul Cortés: oreja y silencio. Elizabeth Moreno: aviso y al tercio; aplausos. Monumental de México, 24 de octubre, última novillada. Un tercio de entrada.
La mansedumbre del segundo no le permitió a José Ortiz acoplarse en su toreo, pero con los garapullos, caminando hacia atrás, los colocó asomándose al balcón. De hinojos saludó al débil e incierto sexto y se adornó con los palitroques. Con la sarga a media altura templó sus naturales.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 26 de octubre de 2004