El ministro de Defensa israelí, Saúl Mofaz, ha autorizado al presidente palestino, Yasir Arafat, a abandonar su cuartel general de Ramala, en la Mokata, donde se encuentra confinado desde hace cerca de tres años, para que pueda ir a un hospital de la ciudad y tratarse de un proceso viral. El presidente palestino fue visitado recientemente por dos equipos de médicos egipcios y tunecinos en Ramala, quienes le diagnosticaron una serie de complicaciones surgidas a raíz de una gripe benigna, según se aseguró en círculos políticos palestinos, que desmentían así que se tratara de un cáncer. La Autoridad Nacional Palestina (ANP) negó anoche haber pedido permiso a Israel para hospitalizar a Arafat, informa France Presse, y aseguró que el dirigente palestino fue sometido a una endoscopia tras quejarse de dolores en el estómago y padecer vómitos. Según la ANP, su estado era anoche estable.
Arafat, que se encuentra confinado en su cuartel general de Ramala desde diciembre de 2001 por sus supuestas implicaciones en las actividades radicales de los grupos palestinos, sólo ha salido de su residencia dos veces en este periodo. La primera fue para recorrer las calles del centro de Ramala, en la primavera de 2002 tras la Operación Muro Defensivo. La segunda, días más tarde para trasladarse a Nablús en helicóptero. A pesar de estas salidas, las autoridades le han negado todas las navidades permiso para trasladarse a Belén y asistir a la misa de Nochebuena, como hacía antes de su encierro.
Recientemente, a raíz de su delicado estado de salud se rumoreó la posibilidad de que se trasladara a Jordania o a un país europeo para recibir tratamiento médico. Pero la falta de garantías de que las autoridades israelíes le permitieran volver a Ramala le hizo desestimar el proyecto y el presidente optó por continuar el tratamiento en la Mokata, donde médicos egipcios y jordanos instalaron meses atrás una verdadera clínica.
Los primeros problemas físicos de Arafat, de 75 años, se detectaron en 1992, tras un accidente aéreo, del que se salvó milagrosamente, aunque con contusiones en la cabeza. Cinco años después le fue diagnosticado Parkison, cuyos signos son plenamente perceptibles.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 26 de octubre de 2004