La nuera y el hijo del poeta argentino Juan Gelman fueron asesinados y desaparecidos, como otros muchos compatriotas, durante la última dictadura argentina. Durante 23 años estuvo desaparecida la hija de ambos, que en el momento del asesinato de sus padres tenía dos meses, y hallada finalmente tras insistente búsqueda del abuelo en el seno de una familia colaboradora del régimen militar.
En una reciente entrevista, Gelman manifestaba: "La venganza no es el camino; el perdón, tampoco. Yo no sé en quiénes delegaron las víctimas la facultad de perdonar en su nombre... Yo creo que el único modo es la justicia...". Lo dice el padre de un hijo torturado, asesinado y desaparecido, y al que le secuestraron una nieta durante los primeros 23 años de vida.
Paradójicamente, en nuestro país estamos asistiendo a la incesante petición de perdón por hechos sucedidos hace más de medio siglo, en muchos casos por personas que no habían nacido. Habitualmente, la víctima añade el oprobio de la demagógica utilización de su sufrimiento a la insolidaridad y la soledad padecida durante su suplicio. La mejor manera de honrar la memoria del presidente Lluís Companys, los asesinados y torturados durante la guerra y la posguerra, las víctimas del holocausto, de las crueles dictaduras latinoamericanas y el terrorismo es evitar que situaciones similares se produzcan en nuestros días. Oportunidades tenemos en abundancia. Y si queda algún responsable directo de pasadas atrocidades, como sugiere el admirado Juan Gelman, que actúe la justicia.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 27 de octubre de 2004