Tic, tac, tic, tac... toc. Y nació la música de unas aletas, de una papelera, de una tubería... Da igual, todo encierra un ritmo dentro. Ésta es la filosofía del grupo de teatro y danza israelí Mayumana, que estará hasta el domingo en el Gran Teatro de Córdoba. Luego, actuará en el Teatro Cervantes de Málaga. Allí donde han estado han tenido que colgar el no hay billetes.
"La inspiración del espectáculo viene de la vida cotidiana", explica Lenna, una chica de Mayumana que aporrea un contenedor hasta lograr música y baila sobre las tablas. Lenna es brasileña, pero su compañero Walter es argentino; y Nuria es española; y Paulo es portugués. Una verdadera mezcla de nacionalidades con algo fundamental en común: el ritmo.
En principio, Mayumana fue a Madrid para quedarse un mes y medio, pero, al final, han estado más de ocho meses en cartel. En total, más de 200.000 espectadores han disfrutado de sus juegos de luces, bailes y percusión en la capital. Ahora, emprende una gira de otoño que les llevará por ocho ciudades.
Quizás el secreto de su éxito sea, tal y como explica uno de sus componentes, que su única pretensión es que el público se divierta como ellos lo hacen sobre el escenario. "Y que salgan del espectáculo dándole golpes a cualquier cosa para ver cómo suena", afirma David Ortega.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 28 de octubre de 2004