No puedo entender cómo la Delegación del Gobierno en Madrid puede autorizar a un grupo de extrema derecha a manifestarse el pasado sábado 23 de octubre en contra de la política de inmigración del Gobierno advirtiendo, al mismo tiempo, a los manifestantes de que no se tolerarían consignas o pancartas xenófobas, o en contra de la inmigración, cuando la manifestación era, en sí misma, un acto profundamente xenófobo y preñado de odio hacia el inmigrante.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 29 de octubre de 2004