Antonio Ocaña obtuvo el número dos de su promoción en las oposiciones a Fiscal en el año 1971. Ha desarrollado toda su carrera en Sevilla.
1. Me presento al cargo por un puro problema de responsabilidad moral o personal: soy, tras el teniente fiscal, el más antiguo en el escalafón de la Fiscalía de Sevilla y me siento obligado a asumir, con el mejor propósito de servicio, esta carga de tanta trascendencia, si el Estado lo tiene a bien.
2. Los problemas son parejos a los de todas las Fiscalías y su solución depende en gran medida de los Poderes Públicos. Hay insuficiencia de fiscales, de locales y de algunos medios materiales, aunque se está avanzando. Se impone una más acentuada especialización y una mayor coordinación de nuestra actividad con la de los órganos judiciales para ser eficaces. Mantener y promover en esta difícil situación la calidad de los dictámenes e intervenciones del Ministerio Fiscal es el reto más importante.
3. Mi primer objetivo sería perfeccionar la distribución de tareas y servicios en la Fiscalía de modo que se puedan aprovechar aún más, si cabe, las cualidades de los fiscales y se promueva su especialización. Todo ello combinado con una más precisa coordinación en relación con los órganos judiciales de la provincia.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 31 de octubre de 2004