En la confluencia de las calles de Brosolí y de Banys Vells de Barcelona, justo detrás de la iglesia de Santa Maria del Mar, se jugó en la mañana de ayer a tenis. La pequeña pista contaba con césped artificial e incluso una silla para el árbitro. Y en la cercana calle de Montcada, a los turistas se les preguntaba si tenían los documentos en regla. Después, el pavimento fue cubierto con solicitudes de permisos de extranjería. En ambos casos estaba detrás POCS ass., una organización catalana que ayer celebró sus segundos juegos de arte efímero, con los que busca reflexionar sobre el arte urbano.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 31 de octubre de 2004